Feriado largo, días libres, salidas nocturnas. Bicicleta, celular mojado, poco sol. Viento tibio, zapatillas, luna en mi cielo sin estrellas. Ropa bonita, ríos de paz. Reflejos en la ventana de mi cuarto. Sueños con insectos. Señales. Días de ida y de vuelta. Facultad de noche, frío. Búsqueda de lugares que estén lejos, oscuros y con poca gente. Luces de color extraño. Fracasos, victorias. Tiempo que no pasa, que fluye. Redondo.
Tiempo fugitivo, sin ciudad. Cigarros, garganta rasposa, bebidas heladas.
Fuerza de costumbre.
Ahora veo julio con un entusiasmo que no te imaginas, Gabrielita:
ResponderEliminarCuánto falta para entonces?
Pues un montón.
Ay, pero todo lo que voy a leer, todo lo que voy a salir y pasear y rascarme la panza un día completo viendo televisión. Mientras eso llega, hago fuerza.
Por suspuesto, mis vacaciones de julio tienen un día para ti. Para tomarnos un café (es un decir) y conversar.
Estaremos cicatrizados para entonces.
Yo tendré mis cosas en su sitio y espero que todo hasta entonces haya valido la pena.
Cuando nos veamos, no importa si es tarde y no hay luz: puedo asegurar que, aún a despecho de ti misma, sigues brillando en la oscuridad.