miércoles, 29 de abril de 2009

¿Soy feliz?

Pues, tristemente, he de admitir que no. No soy feliz. He tenido momentos felices, es cierto, pero no han durado mucho.

Antes, cada vez que reflexionaba (sí, reflexionaba) sobre esto de ser feliz caía en una profunda depresión: llegaba de mal humor a la universidad, llegaba de mal humor al trabajo, llegaba de mal humor a casa. Alguna vez Miguel (Miguelito) me dijo que eso de ser feliz no era como yo lo creía, que lo que daba algún sentido a nuestras vidas eran aquellos pequeños momentos felices.
En aquel entonces todo eso sonó muy bonito pero no curó mis heridas.
Era diciembre del año pasado y yo pasaba por un momento complicado: muchas ganas de enamorarme y dejarme enamorar, de empezar algo que terminaría -indefectiblemente- poco tiempo después, peleas interminables con C, trabajos acumulados, etc.

Bueno, ahora no trabajo. Mis días se limitan a la universidad, los amigos, los cigarros, al café de la noche, las películas y a los paseos en bicicleta los domingos. Ya no me lamento de mi mala fortuna, ni fumo tanto como antes. Ahora opto por sonreír mucho y hacerme la loca. Pero, realmente, ¿cuándo voy a ser feliz?
No recuerdo algún “pequeño momento feliz” que se haya dado recientemente. Esto tal vez debido a mi mala memoria, o a algún extraño mecanismo de defensa.

Lo cierto es que ahora estoy sola, y menciono esto porque hacía mucho tiempo que no lo estaba, cinco o seis años tal vez, en los cuales no me detuve ni un momento a pensar en mí como unidad, ja. Años en los que pasé por relaciones bonitas – un par de ellas muy largas-, abrazos, peleas, besos en la boca, cogidas de mano, amaneceres, primeras veces y muchas otras cosas más. Creo –si la memoria no me falla- que durante cada una de esas relaciones fui feliz. Al menos eso sentía. Ahora, pensándolo bien, no podrá reafirmarlo de modo certero.

No pues, ¡cómo diablos mi felicidad podría solo aparecer cuando estoy con algún sujeto de ésos! (y no me refiero en particular a ninguno de ellos, ojo)

Nada que ver, brother. No fui feliz. Tuve “pequeños momentos felices”.

Recuerdo que cuando estaba en secundaria y faltaba a clases solo para estar con Renzo era muy feliz. Cuando íbamos a ensayar juntos (él tocaba trompeta y yo clarinete), cuando le contaba sobre las lecturas de aquella extraña adolescencia que tanto extraño, era muy feliz. Cuando sonreíamos juntos –ambos en uniforme escolar- era feliz.
Pero acabó el colegio y medio año después, el amor eterno que nos juramos. Y fue porque conocí a otro chico. Sí, uno muy bonito que quería estudiar lo mismo que yo. Ambos estábamos en la pre y a mí se me caía la baba. Cuando me invitó a salir y me regaló discos yo ya estaba totalmente derretida. Terminé con Renzo –luego de más de dos años muy felices- y acepté estar con José.

En ese entonces, con mis 17 años, y cogida de la mano del nuevo enamorado, fui feliz. Después, en la misma academia –antes, en realidad- conocí a Daniel. Con quien luego tuve una relación que no fue relación, en realidad. Pero era –es- un chico muy inteligente y otras cosas más. Creo que durante ese corto lapso de tiempo (con Daniel), la felicidad fue algo de lo que me olvidé. Tal vez esas pocas veces la pasaba tan bien –además de lo alimentado que se vio mi ego- que no me detuve a pensar en eso de ser feliz. Pero recuerdo las veces que él cogía mi mano. Y se sentía bonito.

Un mes después conocí a alguien que se comío una gran cantidad de mi tiempo.

Luego de que todo acabara, me dispuse a aventurarme y a caer en brazos desconocidos. Bueno, no desconocidos, familiarmente conocidos, llamémoslo así. Y no especificaré nada porque creo que no es conveniente (ja). Pero la pasé bien. Con ****** o con ****, la pasé boni. Me divertí, no reparé en la felicidad, solo sonreí mucho y alimenté mi ego.

A finales del año pasado conocí a cierto sujeto. Hubo ratos bonitos, felices tal vez, claro, pero no sé por qué no logro traer esos ratos a mi memoria. Mecanismo de defensa atacando de nuevo. Y después de un fallido intento de inestable estabilidad, (sangre y todo lo que uno podría imaginar incluido), se acabó. Algo así como Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks, como en la cancón de Sabina, pero solo esa parte de la letra, je.

Pero ahora I’m alone.
Sí. By my self. Con mucho tiempo libre para mí. Para mis películas, para mis libros, para los amigos que dejé de lado mientras duraron mis aventuras amorosas. Para salir –como decía Ánika- “libre como el viento y peligrosa como el mar”, ja. Para tomar muchos cafés, para ventilar todas mis malas manías, para la música, para llorar sola, para reír sola, para tratar de ser feliz, pues.

Después de todo, no es malo esto de estar sola. De hacerloquemedalagana conquienmedalagana cuandomedalagana.

Ya no buscaré ser feliz, creo.

Estoy bien así.


*PD: Llámenme exibicionista, sí. Esto ha sido algo así como mi grito de libertad. Exibicionismo puro y duro, perdón a los implicados.



27 comentarios:

  1. es bueno saber que después de todo estás bien, chica triste.

    César

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  2. Little Girl Blue

    http://www.youtube.com/watch?v=gucmQ4MpbUs

    (:

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  3. Sigo pensando que la felicidad está, Gabrielita, en los pequeños momentos. Sigo pensando que algo en ti -que no ha muerto para siempre- se ve amenazado por alguien. Alguien cuyo nombre sabes de memoria y cuyas manías conoces y adivinas. Alguien que sopla sobre tu torre de naipes y la derrumba sin misericordia. Alguien que renuncia por ti sin preguntarte.

    ¿Sabes cuál es la huevada? Que parece darte igual. Como esos viejitos que, cansados de todo, ya no reclaman, no pelean, no joden.

    Y yo soy el viejito alegrón que se sienta a tu costado en la sala de espera del seguro, y se inventa cosas para demostrarte que, después de todo, una risita, un abracito, un bailecito, una foto bien tomada terminan salvándonos la vida.

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  4. Y YO SOY EL VIEJITO QUE LE METE CABE AL ANCIANO IMPOTENTE ESE, Y SE CAGA DE RISA,, NOS CAGAMOS DE RISA, GABRIELITA MALIGNA.

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  5. el otro anónimo: Oye, para precisar ese no es mi color ni mi género, bien lo sabemos. Tú sabes , yo sé

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  6. Si vivieras feliz toda la vida, no le darías el valor que se merece a la felicidad.

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  7. Cada vez constato, que eres la mujer que me es esquiva en la vida. Algún día te conocere y seremos hipócritas mutuamente en el nombre de la soledad.

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  8. para bien o para mal, hablas como la mujer detrás de todas las canciones de miriam hernández. yo LA ADORO (qué peligroso amooooooooooor es tu amor para miiiiiii).

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  9. va me diste pocas lineas,,,y ni la mitad de una cancion,,,yo tambien soy esos 6 * o no...ummm entendi mucho...pero estos parrafos son demasiado egocéntricos.
    la felicidad ja ja ja ja

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  10. No, tú nunca entiendes nada. Wiiiiiiiiiiiiii
    ego ego ego. (Me da pereza abrir mi cuenta)

    Gabriela

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  11. Javier, qué carajos? Yo pensé que ya sabías eso sobre la felicidad... yo nunca "he sido feliz" sola, jamás in the life, ahora me estoy pudriendo porque mi versión de C me sorprende cada día más con el menos caso que me hace, lo odio more and more y lo sabe... el cerquillo rules y se te extraña, ciega =3.

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  12. Tú eres la enamorada del amor pues, qué le vamos a hacer, pero ya es hora de buscar otro tipo de hobbies; la infelicidad no es tan básica, tan Miriam Hernández, como diría Maxito. "Practica algún deporte", Gabriela Luisa (devolviéndote el consejo que me hicieras alguna vez).

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  13. Mi versión de C me hace demasiado caso. Eso no es bueno, Lime. Y sí, Kari. Ahora hago deporte (you know). ¡ay!

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  14. Si tengo que enamorarme de tu entorno para conocerte, entonces, eso hare.

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  15. Pero la manía bullanguera de ser banalmente sabio, ¿dónde queda?
    ¿Los ratos pensantes-blogueros?


    ¿Y la felicidad online?

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  16. Estoy deacuerdo contigo, Gabi.
    Pero también creo un poco en lo que plantea Miguel.

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  17. Alguna vez leí que muchas personas se pierden pequeñas felicidades por esperar la gran alegría. En realidad era «se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad», es decir, un reverso entre felicidad y alegría. Pero lo cambié a mi gusto después de haber leído Donde el corazón te lleve. Fruslerías o «imbécilerías» mías que tienen fundamento que ahora no te aburriré explicándotelo.
    En fin, podría decirte que tu felicidad soy yo, pero suena estúpido, trillado, y regalón, por consiguiente, evitando cualquier alusión de mohín fresco, diré que La felicidad dura menos de lo que dura un pedo, (y mañana posiblemente estará en una de las Verdades opalinas, hoy no, pues figura otra frase surgida en el inodoro, aunque nada tenga que ver con ello) y como tal hay que saberla vivir, absorbiendo la esencia hasta marchitarla en una sonrisa. (Mejor dejo este comentario porque puedo continuar dejando rastros de ciertos espectros patéticos que me comandan).

    PD: A mí me cansa y, de cierto modo, me aburre buscar la felicidad. Dejo que me busque. Y cuando me encuentra, me acuesto con ella, hacemos el amor y luego nos despedimos hasta que otro día en el rincón menos esperado nos volvamos a encontrar. Te digo esto, creo, a modo de consejo, aunque quizá lo diga solo por decirlo.

    AZAÑA ORTEGA

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  18. Digámoslo más sutilmente: dura menos que un fruguelé.

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  19. Gabriela se cree la reina de los blogs. Cambiando de tema, apuesto a que ella disfruta mucho su deporte.


    =P

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  20. Le gusta generar polémica. Y de hecho disfruta su deporte, jaja.

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  21. Exibicionismo puro, duro y del bueno.

    ¿La felicidad? No, prefiero no pensar en ello.

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  22. Lo que me pasa por copiar de tu PD.

    Es: Exhibicionismo puro, duro y del bueno. =)!

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  23. Hola Gaby
    En estos momentos te estamos leyendo a Anika le alegro mucho que la mencionaras,a mi me gusto lo que escribes de tua amores el Rafael,me voy se me volteo toda la comida en la ropa me vinieron a recoger,te queremoa
    Gyusel,Anika,Rafael

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