Le he soltado la mano al tiempo. Ya no miro desquiciadamente los relojes, ya no importa si cargo el celular. Ya no importa llegar temprano a clase ni delinear mis ojos.
No es relevante si me río o si lloro; total, todo pasa, todo en algún momento tendrá que pasar.

La migraña que me ha acompañado estos días me ha hecho entender (a la fuerza) cuestiones muy importantes, como por ejemplo:

Debo comer saludable y a la hora correcta.
-Nada de que yo trabajo así que almuerzo a las cuatro y media para que más tarde no me dé hambre-


Debo dejar los chocolates, los cafés y las pepsis heladas en la mañana.
-Nada de que “la pepsi helada me mantiene despierta”

Debo –aunque duela- disminuir la ración diaria de cigarros. El objetivo de esta disminución es lograr, algún día, dejar de fumar.
-Nada de que hace frío y por eso me fumo un cigarrito, unito no más.
-Nada de que “Naty, no hay que entrar a clase, vamos a fumar un cigarrito.”

Adiós a los chocolates.
-Sí, adiós.

Adiós al estrés.
-Esta es la norma que más me gusta. He decidido relajarme.


He decidido relajarme, y de nada de que si no sale el Sol estoy triste. Nada de que si sale mucho Sol me pongo de mal humor. Nada de que si el si veo la cara del ayudante de Mudarra me da dolor de estómago, nada de que los trabajos de historia del arte, nada que lingüística, que interpretación ni nada de nada.

Voy a estar tranquila, a sonreír más.

No me voy a quitar los audífonos.

Soundtrack: Another sunny day - Belle and Sebastian